viernes, 16 de mayo de 2014

La misa

La Santa Misa








      

El misterio de fe “Nuestro Salvador, en la última cena, la noche que lo traicionaban, instituyó el sacrificio eucarístico de su cuerpo y sangre, con lo cual iba a perpetuar por los siglos, hasta su vuelta, el sacrificio de la cruz y a confiar a su esposa, la iglesia, el memorial de su muerte y resurrección: sacramento de piedad; vínculo de caridad; banquete pascual, en el cual se come a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de gloria venidera”

Etimología (proveniencia de la palabra)

Palabra que proviene del verbo latino "missa"que es el participio pasivo del verbo «mittere», que significa enviar o despedir. La palabra «misa» se convirtió con el tiempo en el nombre dado a la celebración que en los primeros tiempos se había llamado «fracción del pan», «cena del Señor», y que ahora llamamos «eucaristía». Los orientales la llaman más bien «liturgia». 

El término probablemente tiene su origen en que después de la liturgia de la Palabra se hacía la despedida de los catecúmenos (gente que ya poseen conciencia y están dispuestos a bautizarse) («missa catecumenorum») y al final, la despedida de los fieles («ite, missa est»). Pero a partir del siglo IV (tiempo de Constantino) poco a poco se llamo «misa», no a la despedida, sino a todo lo que le precedía («misa de los catecúmenos») y a partir del siglo IV se empezó a llamar «misa» a toda la celebración. 



Historia de la misa

Antes de morir, Jesucristo celebró la Última Cena con sus apóstoles. Después de su pasión, muerte y resurrección, los apóstoles y discípulos de Cristo continuaron celebrando
esta cena pascual en obediencia al mandato del Señor: “Hagan esto en memoria mía”. Los primeros cristianos se referían a esta celebración como la “Cena del Señor” o la “Fracción del pan”.
Los primeros siglos fueron tiempo de persecución del cristianismo, con cortos períodos de relativa paz. Por esta razón la Iglesia se vio obligada a mantener sus celebraciones en privado, de tipo doméstico y no oficial. Paulatinamente el cristianismo fue creciendo y se hizo presente en todos los rincones del Imperio Romano.
En el año 313 el emperador romano Constantino promulgó el edicto de Milán, en el cual la Iglesia recibía la libertad de culto en el imperio romano. Para el año 380 el cristianismo fue reconocido como la religión oficial del imperio.


De la edad media al siglo xvi

Nos referimos al tiempo del cuarto siglo a la Edad Media como la antigüedad o también como la era patrística, es decir, el tiempo de los Padres de la Iglesia. Podemos afirmar que este período se extiende hasta la caída del Imperio Romano de Occidente en el año 476 D.C en este período nace la cultura monástica de occidente y con ella también las "scriptoria". Se trata del nombre en latín de los talleres monásticos donde se escribían los libros, incluyendo los libros litúrgicos utilizados para la celebración de los diferentes sacramentos, principalmente la Misa.

En la alta Edad Media, es decir, del siglo décimo hasta el renacimiento (siglo dieciséis), se realizó una transición de libros litúrgicos a la par que había cambios en la forma de celebrar la Misa. Algunos de los ministerios que realizaban otros ministros fueron asignados al celebrante; se pusieron en uso la multiplicación de las Misas y las Misas privadas en las cuales el celebrante, puesto que celebraba solo, debía realizar todos los ministerios. Además el pueblo ya no hablaba latín, por lo tanto no podía participar en la Misa ni entenderla. Por esa razón ya no hubo ministros laicos que ayudaran en la celebración, ni diáconos permanentes, ni coro. Fue necesario incluir en un solo libro todos los elementos de la misa: el Leccionario, el Evangeliario (las lecturas) y las partes cantadas, a veces con notas musicales, en lo que antes era el Sacramentario. De esta manera nació el Misal.

El desarrollo del Misal vine a ser la máxima expresión de la celebración de la Eucaristía en el medievo tardío. La celebración de la Misa se convirtió en un asunto exclusivo del sacerdote. Los laicos ya no comulgaban, en lugar de la comunión sacramental se desarrolló la comunión espiritual a través de una gran devoción de adoración al Santísimo Sacramento. De allí nacieron las grandes procesiones en los jueves de Corpus, es decir, en la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo.


Del Concilio de Trento al Concilio Vaticano II

A principios del siglo dieciséis, Martín Lutero dio inicio a la reforma protestante con la denuncia de lo que él percibió como abusos en la Iglesia, La Iglesia católica se vio en la necesidad de responder y A esta reacción se le conoce como la contra-reforma que dio origen a El Concilio de Trento, iniciado en 1545,Hubo tres resultados concretos en la reforma de carácter litúrgico de este concilio: la renovación del Breviario Romano o Liturgia de las Horas, promulgado en 1568, el libro que rige las diferentes oraciones de la Iglesia y las 20 horas de oración durante el día; la institución de la Sagrada Congregación de los Ritos en 1588; y el Misal Romano de Pío V que se dio en 1570 que rigiría en la Misa de la Iglesia Católica del rito latino conocida como la Misa tridentina. Esta institución estaba destinada a regir la vida litúrgica de la Iglesia y sería la precursora de lo que, después
del Concilio Vaticano II, conocemos como Congregación para la Liturgia y la Disciplina de los Sacramentos y la promulgación del Misal de Pablo VI en 1970, como resultado de las reformas litúrgicas del Concilio Vaticano II. El Misal Romano de Trento, tuvo varias revisiones. La última de ellas fue la que hizo el Papa Juan XXIII en 1962, y que resultó en el actual Misal utilizado para la celebración en la forma extraordinaria, es decir, la Misa tridentina en latín.


El Concilio Vaticano II

Después de la muerte del Papa Pío XII en 1958, el nuevo papa, Juan XXIII, convocó el Concilio Vaticano II a pocos meses de su elección, el 23 de enero de 1959. Juan XXIII
por su edad avanzada murió poco después de iniciado el Concilio. La responsabilidad de continuar y concluir el Concilio caería sobre los hombros de Pablo VI. Una de las
tareas de este Concilio era la de actualizar a la Iglesia ante la realidad del mundo moderno. De entre todos los asuntos pastorales que debía tratar el Concilio, la liturgia fue el primero.

Después de la promulgación de la Constitución sobre la Sagrada Liturgia se formó un grupo, "Consilium", encargado de preparar la puesta en marcha de los cambios a la liturgia dictados por la Constitución: la renovación de los ritos de los sacramentos, la preparación de un nuevo Leccionario y la renovación de la Liturgia de las Horas. Todos estos documentos tuvieron que ser preparados en latín para luego ser traducidos a las lenguas vernáculas. Los cambios en la celebración de la Eucaristía sería una de las tareas más importantes y urgentes del Consilium. Fue necesario hacer un nuevo Misal Romano que refl ejara la renovación litúrgica del Concilio Vaticano II. 




Partes de la misa


I. Ritos Iniciales.
Procesión de entrada.-Llegamos al templo y nos disponemos para celebrar el misterio más grande de nuestra fe. Acompañamos la procesión de entrada cantando con alegría. 


Saludo.-

Cuando llega, el sacerdote besa el altar. Terminando el canto de entrada, el sacerdote y la asamblea hacen la señal de la cruz . A continuación el sacerdote, por medio del saludo, manifiesta a la asamblea reunida la presencia del Señor.

Terminado el saludo, el sacerdote o el monitor puede hacer a los fieles una brevísima introducción sobre la misa del día.


Acto Penitencial.-

La Iglesia que es santa y, a la vez, comunidad de pecadores es consciente de que sus miembros necesitan convertirse continuamente para obtener el perdón divino y participar dignamente en los sagrados misterios. El Rito Penitencial es una expresión concreta de esta realidad por parte del ministro y de los fieles, que reconocen humildemente sus pecados, se arrepienten de ellos e imploran la misericordia de Dios para participar con fruto de los sagrados misterios. Y para recibir ese perdón, pedimos también «a Santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos», que intercedan por nosotros, mas estos tipos de oraciones no nos absuelven de todos los pecados con la eficacia "ex opere operato" (del trabajo que se realiza" propiamente del sacramento de la penitencia. Tiene más bien un sentido de petición, de tal modo que, por la mediación suplicante de la Iglesia y por los actos personales de quienes asisten a la Eucaristía, perdona los pecados leves de cada día, guardando así a los fieles de caer en culpas más graves. El perdón de los pecados graves, también llamados mortales, se reserva al sacramento de la penitencia.

El germen del acto penitencial al principio de la Misa se encuentra en los antiguos libros litúrgicos. Que muy pronto se expresó con la postración del sacerdote al pie del altar, como actualmente sucede en la celebración de la Pasión del Señor del Viernes Santo. 
Alrededor del siglo X aparece este rito incluido en los misales y consistía en la recitación por parte del sacerdote de algunas oraciones destinadas a manifestar sus sentimientos de indignidad como ministro del Santo Sacrificio. Sólo en el Misal de Pablo VI este rito se extiende a toda la comunidad, pues hasta entonces era sólo el sacerdote quien lo realizaba.
En los domingos, especialmente en tiempo pascual, el acto penitencial puede adoptar la forma de la aspersión con el agua bendita. Tiene el sentido de recordarnos nuestro bautismo y nos invita a una continua purificación como lo exige la vivencia de este sacramento.

Gloria.-

Este es un antiquísimo y venerable himno con que la iglesia, congregada en el Espíritu Santo, glorifica a Dios Padre y al Cordero , y le presenta sus súplicas. Si no se canta, al menos lo han de recitar todos, o juntos o alternadamente.


Oración Colecta.-

Es una oración presidencial que recoge, sintetiza y reúne los sentimientos e intenciones que en silencio ha rezado la Asamblea para dar el sentido de la celebración del día. Esta a su vez está compuesta por tres principales partes:

Invocación o motivo
“Señor, que en este admirable Sacramento nos dejaste el memorial de tu pasión…
Petición
…concédenos venerar de tal manera los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre….
Finalidad
…para que podamos experimentar siempre en nosotros los frutos de tu redención”



II. Liturgia de la Palabra
Primera Lectura.-
En el Antiguo Testamento, Dios nos habla a través de la historia del pueblo de Israel y de sus profetas.

Salmo.-
Se canta a continuación de la primera lectura; es la primera respuesta de la asamblea creyente a la Palabra de Dios.El salmo es una respuesta orante, con textos inspirados por Dios mismo.

Segunda Lectura.-
Se toma del Nuevo Testamento, ya sea de los Hechos de los Apóstoles o de las cartas que escribieron los primeros apóstoles. Esta segunda lectura nos sirve para conocer cómo vivían los primeros cristianos y cómo explicaban a los demás las enseñanzas de Jesús. Esto nos ayuda a conocer y entender mejor lo que Jésus nos enseñó. También nos ayuda a entender muchas tradiciones de la Iglesia. Después de la segunda lectura se canta el Aleluya, que es un canto alegre que recuerda la Resurrección u otro canto según las exigencias del tiempo litúrgico.

Evangelio.-
Se toma de alguno de los cuatro Evangelios de acuerdo al cíclo litúrgico y narra una pequeña parte de la vida o las enseñanzas de Jesús. Es aquí donde podemos conocer cómo era Jesús, qué sentía, qué hacía, cómo enseñaba, qué nos quiere transmitir. Esta lectura la hace el sacerdote o el diácono.

Homilía.-
La Homilía como parte de la Liturgia, es ocasión privilegiada para exponer el misterio de Cristo en el aquí y ahora de la comunidad, partiendo de los textos sagrados, relacionándolos a la vida concreta. Su preparación debe ser esmerada y su duración proporcionada a las otras partes de la celebración

Credo.-
El Credo, profesión de la fe de la Iglesia, es una respuesta a la Palabra de Dios. Tiene un valor de tradición que expresa la unidad de la Iglesia en la misma fe.

El Credo debe ser dicho por el sacerdote junto con el pueblo los domingos y las solemnidades. Si el Credo se canta, de ordinario será cantado por todos.

El Misal nos propone rezar el Credo Niceno Constantinopolitano o el Simbolo de los Apóstoles.

Oración Universal.-
Es una oración hecha por la Asamblea de los fieles. Una oración que tiene como objetivo las grandes necesidades de la Iglesia y del Mundo, de allí su nombre de “Universal”. Una oración que tiene por finalidad la súplica o petición.
La comunidad cristiana reunida, ejerciendo de modo relevante su sacerdocio bautismal, pide a Dios que la Salvación que se acaba de proclamar se haga realidad:
-En la Iglesia
-En el mundo
-Entre los que sufren
-En la misma Asamblea Celebrante

III. Liturgia de la Eucaristía

Concluida la Liturgia de la Palabra (primer gran encuentro con el Señor) sigue la Liturgia de la Eucaristía. Es el momento en que la Palabra se hace Carne en nosotros. Esta a su vez se divide en:

Presentación de Dones: (Tomo pan y vino)

Corresponde al gesto tan simple del Señor de tomar el pan y de preparar la copa de vino.

El pan y el vino son dones que sintetizan nuestra condición humana, nuestro dolor, nuestra alegría, nuestra vida. Mientras cantamos:

El sacerdote presenta a Dios el pan y el vino a través de una oración.
El sacerdote vierte un poco de vino en el cáliz y agrega unas gotas de agua, realiza una oración y presenta el vino.
Se inclina ante el altar y dice una oración de súplica.
En las solemnidades inciensa las ofrendas, al que preside la celebración y al pueblo.
Purificacion:
Ese rito expresa el deseo de purificación interior.
El sacerdote se lava las manos después de tocar las ofrendas o utilizar el incensario con un pequeño jarro de agua que tiene el acólito, simboliza el deseo espontáneo de purificarse el corazón antes de tocar las cosas sagradas, santas.
Mientras se lava las manos el sacerdote ora en silencio: “Límpiame Señor de mi iniquidad y lávame de mi pecado”. Es decir, que hace un acto de contrición y se prepara para celebrar más dignamente el Santo Sacrificio de la Misa.

Orad hermanos:

A continuación, dirigiéndose a todos los fieles les dice unas palabras que son como el compendio de la Misa: Orad hermanos para que este sacrificio, mío y vuestro, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso. Contestando todos: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia
Oracion sobre las ofrendas:

Es una oración que se recita en voz alta, con las manos extendidas, y que cierra y condensa el sentido de esta primera parte de presentación de los dones

Esta oración prepara a la Asamblea para su participación en la gran oración eucarística.

La Iglesia ruega para que, unidos a la entrega de Cristo, los fieles ofrezcan su existencia entera a Dios Padre.


Plegaria Eucarística:(Dio gracias…)

Es una plegaria de acción de gracias y santificación momento en que la celebración está a punto de culminar.

El sacerdote invita a los fieles a levantar el corazón hacia Dios y a darle gracias a través de la oración que él, en nombre de toda la comunidad, va a dirigir al Padre por medio de Jesucristo.

Prefacio-Santo:

—La Plegaria Eucarística se inicia con el Prefacio, que es un canto de acción de gracias a Dios, por todos sus beneficios.

Epiclesis:

La epíclesis es una oración especial de invocación al Espíritu Santo y va acompañado del gesto epiclético, la imposición de las manos sobre las ofrendas. donde la Iglesia implora el poder divino para que los dones ofrecidos por los hombres queden consagrados y se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.

Narración de la Institución:

•Es el centro de la Plegaria Eucarística lo ocupa la narración de la Institución y la Consagración.
•Este es el momento de mayor recogimiento en el que el sacerdote recitando las palabras de Jesús en la Última Cena, convierte el pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre del Señor.
•“Este es mi Cuerpo” “Esta es mi Sangre” y muestra a la adoración de la Asamblea el Pan y el Vino convertidos en el Cuerpo y Sangre de Cristo.
Aclamaciones

Después de la Consagración, el sacerdote dice una oración de aclamación que todos completamos.
  • ¡Este es el misterio de nuestra fe! y se responde: "Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurreción, Ven Señor Jesús."
  •  (¡Aclamen el misterio de la Redención! Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este caliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas.)
  • (¡Cristo se entregó por nosotros! Por tu cruz y tu resurrección, nos has salvado, Señor.)
Anámnesis (conmemoración):
Se recuerda la Pasión, Muerte, Resurrección y Ascensión de Cristo, no como una evocación fría de hechos pasados, sino como memorial viviente, realizado en el aquí y ahora. La Eucaristía, hace presente de nuevo, la fuerza salvadora de Cristo.

Epíclesis de Comunión, donde imploramos de nuevo la presencia del Espíritu Santo, con el deseo de que la Víctima sea agradable al Padre y los fieles se ofrezcan también a sí mismos.
A continuación el sacerdote, con los brazos abiertos, sigue dirigiéndose a Dios Padre pidiéndole por nuestras necesidades. Pide por la Iglesia y por todos sus miembros, tanto vivos como difuntos; pide por la paz y la unidad; etc.

Doxologia:
Es la finalización de la Plegaria Eucarística, con un breve himno de glorificación:

Por Cristo, con Él y en Él a ti Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.


Rito de Comunión
Padre Nuestro
Todos juntos, el sacerdote y la Asamblea, recitan esta oración que Cristo nos enseñó. Es la mejor manera de prepararse para recibir la Sagrada Comunión.
Rito de la paz
Ese gesto puede ser: darse la mano, inclinar la cabeza o un abrazo. Es un gesto de comunión, no de felicitación.

Debe ser un gesto verdadero. No hay ninguna fórmula. La paz que se desea ha de entenderse en el sentido bíblico-teológico: compendio de todo bien, fruto del Espíritu Santo que lleva a los fieles al amor a Dios y a los hermanos.



Fracción del Pan—El sacerdote toma el pan consagrado, lo parte sobre la patena y deja caer una parte del mismo en el cáliz, diciendo en secreto: El Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, unidos en este cáliz, sean para nosotros alimentos de vida eterna.

Cordero de Dios
El sacerdote hace una genuflexión , toma el pan consagrado y sosteniéndolo sobre la patena, lo muestra al pueblo diciendo: Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
A Jesús se le llama Cordero a semejanza de los corderos que se sacrificaban en el Templo, sacrificándose como “Cordero de Dios” que quita el pecado del mundo.
Antes de comulgar decimos el “Señor no soy digno de que entres en mi casa, mas una palabra tuya bastará para sanarme” usando las palabras del centurión de Cafarnaún cuando se reconocía indigno de recibir a Jesús en su casa.


Comunión
El sacerdote comulga y, a continuación, lo hacen aquellos fieles -es decir, sólo pueden comulgar los fieles bautizados- que se saben con las debidas disposiciones. Se han examinado y han reconocido que están en gracia de Dios (que no tienen ningún pecado mortal sin confesar).

Silencio
Después de comulgar seguimos rezando y cantando ya que estamos en comunión.
El rito de comunión concluye con la llamada Oración después de la Comunión, tercera oración presidencial, esta oración dirigida al Padre y se pide que el alimento recibido dé el fruto esperado.
Cuando el Santísimo es reservado nos sentamos y se nos ofrecen unos instantes de adoración profunda en silencio.

Sugerencias pastorales:
—Orar con el Padre Nuestro, de manera pausada, con gestos importantes como tomarse de la mano o rodeando el altar
—No poner demasiado énfasis a pasar la mano en el momento de la paz, buscar otros signos, rezar por la paz en el mundo
—Crear un clima de recogimiento para el momento de la comunión



IV. Bendición y Envío


Bendicion:
  • El sacerdote saluda del modo litúrgico acostumbrado y luego bendice a la Asamblea congregada con una bendición simple que invoca a la Trinidad.
  • La bendición también puede ser solemne y se imparte con las manos extendidas y los fieles la reciben con la cabeza inclinada respondiendo amén a cada invocación.

La Mision:
•Finalmente el padre o el diácono despide a todos con el “Podemos ir en paz”, esto es un mero permiso para retirarnos. Es un envío semejante al de Jesús con sus discípulos, se puede traducir: "vayan llevando la paz que han obtenido en la celebración".
Esquema




Bibliografía.-

-Etimología
http://www.liturgiasalta.com.ar/vocabulario_misa.pdf


-Historia

-Partes

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